jueves, 26 de agosto de 2010

No son más que simples palabras...

Y otra vez esa larga secuencia de lágrimas se repite y nuevamente en silencio se transmite perturbando la felicidad hasta entonces conseguida.
Cuidadosamente se encierra en la habitación, pero tiene que salir. Al principio tiene miedo de que en algún gesto de su cara quede rastro de su acción algún signo que demuestre sus emociones, pero pronto desaparece ese temor pues nunca han llegado a notar en ella ni tan siquiera un cambio de humor, la han visto incluso vendada la muñeca o el tobillo a causa de las rajas que ella misma anteriormente realizaba sobre su cuerpo y nunca nadie fue capaz de preguntar porqué llevaba esa venda ,pero ya no realiza ese tipo de acciones porque se ha dado cuenta que no sirven para nada y ya apenas quedan secuelas de esos actos...
Aunque a llorado no le basta, no es suficiente para desahogarse si tan siquiera habrá pasado 5 minutos pero el llanto cesa porque siempre hay algo o alguien que irrumpe repentinamente al lugar (su habitación) en el cual intenta esconderse aunque esa no sea la solución para nada, pero al menos en un recurso temporal hasta que pueda esbozar una sonrisa de felicidad que le salga del alma producida por esa gente que tanto quiere...

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