domingo, 20 de febrero de 2011

Me gusta, me gusta, me gusta :)

Me gusta levantarme temprano los fines de semana y prepararme un buen desayuno viendo la tele, pasear oyendo música. Me gusta recibir una llamada o un mensaje que no me espero, que la gente que quiero sea cariñosa conmigo, hablar por teléfono, sobretodo las conversaciones largas. Me gusta cuando me río sin parar y al final no se ni de que me río, y acabo llorando de felicidad y me siento genial, dar paseos por la playa, ir a la piscina, hacer regalos a la gente que quiero, hablar en clave, tener telepatía con mis mejores amigas. También escuchar canciones con las que me siento identificada, las tostadas recién hechas con mantequilla y mermelada o darme cuenta de que se hace de noche antes cuando llega el invierno y que los días se alargan cuando llega la primavera. Me encanta ir a pasear, leer revistas tumbada en el sofá, estar una noche de verano de fiesta, haciendo el tonto. Me gusta la serie de Bob esponja y ver pelis hasta quedarme dormida. Me gusta que me digan cosas bonitas, leer libros que me enganchen desde la primera página y textos bonitos, que toda mi ropa esté bien doblada, comer chocolate en la madrugada, cantar sin parar, decirle al dj que ponga la canción que queremos bailar. Me chifla la leche con Nesquik, el café, las galletas príncipe y las chips ahoy, los chicles de fresa y de menta... quedar para estudiar y acabar haciendo cualquier cosa menos eso, ya sea reírse de chorradas hasta que nos duele la barriga, cantar, o pensar en como serán los años que vienen. Me encanta cuando llueve y estoy en la cama tapada con mi edredón y el momento en que me voy a dormir, es cuando por fin puedo descansar y pensar tranquilamente sin tener que hacer nada, sólo dormir. Me gusta cuando me despierto después de una noche de fiesta, aunque sea con resaca, y pienso en lo bien que me lo he pasado, comer en el McDonals o en el Burger King. También me gusta bailar cuando estoy en mi casa y estoy oyendo una canción que me motiva, darme un largo baño de agua caliente y el olor del champú y de la colonia de bebés. Me encanta mirar fotos de hace tiempo, encontrar cosas que hacía mucho que no veía, y que mi habitación esté ordenada y huela a la colonia de nenuco. Me gusta estrenar ropa nueva, sentarme al lado del radiador. Me gustan los días que no damos clase, lavarme la cara nada más levantarme. Me gusta darme cuenta de que algo que me entristecía ya no me afecta y saber que nunca estaré sola, que tengo suerte de tener unos amigos así. Me gusta ser optimista y sonreír, siempre con una sonrisa.

viernes, 11 de febrero de 2011

Otro día que va.

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Igual que ayer hoy es un día cualquiera, uno de esos en que no tienes ganas de hacer nada a pesar de tener muchas cosas que hacer, ni siquiera haces las cosas que habitualmente haces cuando quieres hacer el vago, hoy es un día cualquiera en el cual no sabes qué es lo que te ocurre, ni siquiera tienes ganas de criticar a la gente, algo que se te da especialmente bien, hoy es un día en el que no tienes apenas ganas de comer a pesar de que te encante hacerlo, hoy es un día en el cual desconectas del mundo totalmente, ni teléfono, ni televisión, y en internet entras, lo dejas enchufado y te vas como si el ordenador lo dejaras apagado, no te enteras de lo que hay a tu alrededor, te pones los cascos con la música a todo volumen, dejándote casi sorda, aturdida por el ruido, cierras los ojos pero no duermes, sigues despierta pero total para lo que haces no hay diferencia entre estarlo o no estarlo, ni siquiera cantas esa canción que tanto te gusta y en cuanto la escuchas no puedes evitar hacerlo.

De pronto te levantas de tu cama, has perdido la noción del tiempo, miras rápidamente a tu móvil para recuperarla, ves la hora y ya es de noche, todas las cosas que tenías que hacer no las has hecho, eres consciente de ello y ni siquiera te preocupa, tomas el ordenador sin dejar de lado tu música y miras que hay, pero no hay nada, le das un millón de veces a inicio esperando encontrar algo pero por un segundo que pase no va a ocurrir nada, te cansas y vuelves a tu música pero sin apagar el ordenador.

Las dos de la mañana, deberías estar cansada, durmiendo ya, pero no, no puedes, como cada noche sigues despierta en busca de quien sabe qué, insomnio, sí, puede ser eso, no puedes dormir a pesar de no haber dormido nada en toda la tarde y la noche anterior haber dormido apenas cinco horas, quizás tu cuerpo se ha acostumbrado ya a esa rutina de pocas horas de sueño, aun así en clase no puedes evitar quedarte dormida, tienes que buscar algún remedio para esto, reducir tus horas de internet, aumentar tus horas de hacer algo, ya ni siquiera dibujas que es algo que te encanta, el piano está lleno de polvo porque pasas por su lado y no le haces caso, la guitarra está olvidada, ni siquiera recuerdas el nombre de las cuerdas.

Todo absolutamente todo es tan extraño, has cambiado tanto y te das cuenta ahora, ya no te preocupas de nada, ni siquiera de si estas bien o mal, si tienes frío o calor, si apruebas o suspendes, si sales o no sales, si llegas tarde o no, te da igual todo, todo lo haces con tranquilidad, como si tuvieras una eternidad para hacer todas y cada una de las cosas, pero no, tienes que darte cuenta que las cosas no funcionan así, si te quedas parada mirando como la vida se mueve a tu alrededor, no te vas a mover del sitio donde estas o incluso retrocederás. Piensa en ello, hazlo. . .

viernes, 4 de febrero de 2011

Trocitos de memoria.

Ayer me puse a mirar documentos viejos, de esos que tienes en el ordenador que nunca miras y cuando llega la hora de borrarlos te da pena, y los metes en un CD, que luego tampoco miras, pero ahí está, entre los libros que poco, por no decir nada miras y las figuritas en la estantería, que ya ni de reojo.
Mirando los escritos que hice hace 2 o 3 años me encontré con un libro que estaba escribiendo, que luego sin saber exactamente por qué no continué, pero que iba por mal camino. Trata sobre una mujer que estaba en tratamiento por depresión, que todo lo veía y notaba diferente, y se desahogaba escribiendo. 
La cosa interesante es que no llegué a escribir por qué enfermó de depresión, pero parece ser lo "enganchante" de la historia. Me gusta la idea, no sé cómo llegué hasta ella (mejor dicho, no lo recuerdo) y puede que continúe escribiendo y completándolo un poco más.

Lo que más interesante me parece es que con 13 años escribiese sobre eso, y de esa manera. Fue como encontrarme con mi Yo de hace 3 años y coger sus apuntes para corregirlos. Revivir lo que pensaba y sentía sobre la vida, sobre los sentimientos, sobre todo el general. Sentir más cerca los echos que sucedieron y que marcaron, unos buenos y otros pésimos, que me enseñaron y que, por lo que veo, me hicieron cambiar mucho mis puntos de vista. Recordarme sentada en el escritorio con los panes de leche que merendaba a un lado de la mesa y al otro el ordenador. Con muñequeras negras, pantalones campana y escuchando quién sabe qué... Rapsusklei, o Arianna Puello, o Kiruba. No transcurría bien mi cerebro y mis gustos estaban un tanto desordenados. Supongo (y espero) que sería lo normal en esas edades... 

Bueno, y hablando de la historia de una tal Ari deprimida por lo que todavía no se sabe (supongo que le pondría ese nombre por Arianna Puello... xDD...), hay una parte que ayer leyendo me encantó, no sé qué tiene, pero me gusta cómo lo hizo la Eli de 13 años... :) . Aquí está.

- ¿Por qué lloras ?
- Sencillo... porque se ha 
establecido una red neural biológica entre el conducto lagrimal y las áreas de mi cerebro humano que están implicadas con la emoción. Por eso lloro. Mi cuerpo es como los demás, una máquina, aunque sin tornillos metálicos, que hace caso al dichoso cerebro. Y le llamo dichoso, sí. Dichoso porque disfruta de su dicha. Disfruta al ver que mis ojos le obedecen. Mis mangas no consiguen estar secas, mi almohada esta harta de absorber, mis párpados no dan más de sí, y mi sistema simpático parece no existir. No quiero ser máquina. Quiero ser sentimiento. Quiero volar cuando mi mente vuele, ser seda cuando mis dedos acaricien, ser sonrisa cuando soy feliz. Pero no quiero ser máquina. Odio ser máquina.
Quiero ser abstracto, solo ser verbo, solo ser. - Se queda un momento en silencio sosteniendo la taza con las dos manos.- Caminar con el alma, ir donde ella te lleve, sonreír porque ella sonría y sea feliz. Debería estar prohibido poder sonreír sin sentir felicidad. Se ahorrarían muchos momentos innecesarios y absurdos. - Apoya su brazo derecho sobre la mesa y se levanta de la silla. El flequillo baila sobre sus ojos lentamente. Hasta su flequillo está enfermo.

Me encanta. Me impresiona muchísimo mi forma de expresarme. En aquellos tiempos no me gustaba que los demás viesen lo que escribía. Estaba en mi mundo, encerrada en él, y no tenía por qué enseñarle a los demás lo que pertenece a él.

Ya, ya lo hice.

Ya perdoné errores casi imperdonables. Intenté sustituir personas insustituibles y olvidar personas inolvidables. Ya hice cosas por impulso. Ya me decepcioné de personas que pensé que nunca me decepcionarían. . Pero también yo decepcioné a alguien. Ya escuche como la gente hablaba de mi y ya me rayé por eso. Ya rayé a mucha gente por mi actitud. Ya abracé para proteger. Ya deje que me abracen para sentirme protegida. Ya lloré cuando no quería. Ya recordé lo que no debía. Ya reí cuando no podía.YA DIJE QUE ESTABA BIEN, CUANDO EN REALIDAD ESTABA BIEN JODIDA. Ya hice amigos eternos.. Ya fui amada y no supe amar. Ya grité y salté de tanta felicidad. Ya hice juramentos eternos, pero fallé muchas veces. Ya lloré oyendo música y viendo fotos. Ya llamé sólo para escuchar una voz. Ya me apasioné por una sonrisa. Ya pensé que me moriría de tanta tristeza. Ya tuve miedo de perder a alguien muy especial (y lo acabé perdiendo), ¡pero sobreviví! Y todavía vivo. No paso por la vida y tú tampoco deberías pasar: ¡VIVE! Es bueno ir a la lucha con determinación. Abrazar a la vida con pasión. Perder con clase y vencer con osadía. Porque el mundo pertenece a quien se atreve. Y la vida es mucho para ser insignificante.